Los Tres Mosqueteros Adaptación escénica de la famosa novela de Dumas, en tres actos, ocho cuadros y un intermedio - en verso
Luis Fernández Ardavín Valentín de Pedro
128 pages La Farsa, Madrid - 1930 - Espagne Pičce de thęatre
Intérêt: *
Cette pièce de théâtre a été jouée
pour la première fois au Teatro Español de Madrid, le
1er mars 1930. Il s’agit d’une adaptation en vers du roman
de Dumas dont il n’y a pas
grand chose à dire.
La pièce se veut très fidèle au livre. Ce qui
amène les auteurs à user et abuser d’un procédé
commode: les grandes péripéties du roman sont, non
pas jouées sur scène, mais racontées par l’un
des protagonistes à un auditoire. Par exemple, Porthos raconte
à une assemblée de mousquetaires comment lui, Athos
et Aramis ont fait la connaissance de d’Artagnan, et leur fameux
combat avec les soldats du cardinal…
L’œuvre ne présente donc pas un grand intérêt,
sinon pour les très jolies illustrations «art déco» qui ornent le volume.
Quelques curiosités à signaler: Rochefort qui devient
le comte de Roquefort (sic); et la tirade où Anne d’Autriche
exprime sa nostalgie de son Espagne natale, reflet de la nationalité
des auteurs… (voir extrait ci-dessous).
Extrait de l’acte II, scène 1 Une intriga
cortesana
MENCIA
¡España!
ANA
¿Suspiras?
MENCIA
Si.
¿Y quién no suspiraría
por aquella bendición
de España?
ANA
¡Tienes razón!
Por qué dejamos, Mencía
nuestra tierra? El corazón
allí está. ¿No se te acuerda,
como a mí, que no se aparta
de mi memoria, la víspera
de partirnos para Francia?
Ardía en fiestas Madrid.
Cielo azul. E1 sol, un ascua.
Flechas de luz, las sonrisas.
Arcos de oro las miadas.
En el Buen Retiro, juegos
de agua, estanques y barcas;
en la ciudad, mentidero
de Corte, sobre las gradas
de San Felipe, los ricos
guardainfantes de las damas.
Fiesta de toros, después,
Patio de justas, la Plaza
Mayor, bañada en el brillo
de una luz que es una espada,
luce, en sus balcones rojos,
heridas engalanadas.
Abajo, los caballeros
en los brutos que piafan;
v arriba, como geranios
desbordando las ventanas,
cabecitas de duquesas
que hacia el ruedo se abalanzan.
El labio, pinta carmín;
la mejilla, rosa blanca;
y el corazón, que palpita,
pinta afán de enamorada.
Ya cruza el coso un cortejo
de mulas enjaezadas,
que tiran de diez carrozas,
cual más rica, cual más gaya;
y en los arcos, que abren ojos
de luz hacia la lejana
campiña del Pardo, hileras
de bruñidas alabardas,
forman barreras de acero
y el paso a las calles guardan.
Desgarra el aire el puñal
que un clarín al cielo clava.
Jinetes pican espuela
y al centro del coso avanzan.
Este, prepara el rejón;
aquél, galopa y lo embraza
y en juego de bruto a bruto,
yegua y res, acero y asta,
clavado el arpón ligero
baten, por el aire, palmas.
¡Ay, fiesta de toros! ¡Ay,
Plaza Mayor! Bella estampa!
¡Quién te pudiera mirar,
de brazos a una ventana,
como te miré la víspera
de partirnos para Francia!
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